De gran interés es en nuestros días la educación de los sujetos anormales, degenerados o atrasados, nombres con que se designa a los individuos que, por causas especiales, no pueden seguir la misma ruta que los demás.
Las causas de esta degeneración humana, son harto conocidas. La primera es sin duda el alcoholismo de los padrés; en segundo término, el medio moral que se desarrollan, la acción nefasta del padre o do la madre o de ambos juntamente; el estado de nerviosidad de los mismos, y, por último, los gérmenes que se depositan en les niños por virtud de la herencia, que hacen que se desvíen poco a poco, hasta convertirse do un atrasado pedagógico en un atrasado morboso.
Para remediar en lo posible estos defectos fisiológicos que atacan a los niños, los filántropos y pedagogos han creído conveniente reclamar para estos seres desgraciados una educación especial. Se han dividido —según Maguan— en idiotas, imbéciles, débiles de espíritu y degenerados simples o inferiores.
Un ilustre pedagogo español hace otra división. Los distingue en anormales médicos, en anormales pedagógicos y anormales físicos.
Los primeros, que comprenden los ciegos, sordomudos, alienados, epilépticos histéricos idiotas cretinos, imbéciles etc…, sufren de un vicio nervioso o mental; los segundos, que son los anormales atenuados y los inestables o nerviosos, carecen de equilibrio mental y se dedican a molestar a los maestros, estancandose en las clases, introduciendo en ellas, el desorden y poniendo trabas a la marcha general do sus condiscípulos y los últimos,los anormales físicos, que comprenden los lisiados y estropeados que, por desgracia, tanto abundan.
Hasta hace pocos años, no se hicieron ensayos en pro de los anormales Primero se colocaron en clases inferiores a los demás, sin obtener resultado. Más tarde se limitaban a dar clases especiales de escritura y lectura y reglas elementales de aritmética, no alcanzándose tampoco ningún fin práctico y entonces fué cuando se pensó en crear escuelas especiales en donde recibirían una enseñanza arreglada al grado de inteligencia de cada uno.
Las primeras escuelas de este género fueron establecidas en Dresde en 1887. Después se crearon otras en Inglaterra y en Francia, con magnífico resultado. pues de 90 clases de atrasados, 75 por 100 de los alumnos llegaron a alcanzar el terreno perdido y a tomar su puesto en los cursos ordinarios.
En 1897, el Consejo de Bruselas creó una Escuela especial para la enseñanza de los «niños atrasados», a los que dividían en dos grandes grupos: el de Íos pasivos y el de los indisciplinados.
Eran admitidos a los seis años de edad y desde entonces se les daba una enseñanza apropiada a las condiciones higiénicas y pedagógicas en que se encontraban.
Se adoptaban los mejores métodos referentes a la higiene y a la educación y se usaban medios para hacer despertar al niño los sentidos y el mecanismo psíquico rudimentario.
Los resultados quo se obtenían en esta escuela oran verdaderamente extraordinarios, pues se dió el caso de que 83 por 100 de los alumnos imbéciles o idiotas al entrar en la escuela, aprendieron en ella útiles oficios que les sirvieron al satir de ella, para poder subvenir a su subsistencia.
En nuestro suelo, en el que abunda mucho esta clases de seres, es en donde se ha prestado menos atención a la educación de los mismos.
Los maestros han puesto y ponen do su parte todo cuanto pueden, pero su apoyo es ineficaz, pues la labor realmente hermosa de estos es vencida por la carencia de amor a la enseñanza, por la falta de escuelas especiales y por la escasez de higiene y salubridad que reina en esas ridículas y asquerosas mazmorras que por sarcasmo se llaman en España «escuelas».
José del Castillo Plasencia
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