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Nace el 26 de noviembre de 1891 en Bujalance (Córdoba), fue periodista y poeta.
Con temprana edad se desplaza a la capital junto a su hermano también poeta Antonio Arévalo García.
Mostró desde su juventud gran afición a la literatura. Sus primero trabajos periodísticos lo realizó el Diario de Avisos que se publicaba en los años 1910 a 1914 alcanzando una plaza de redactor.
Posteriormente se incorporó al Diario Córdoba donde se dedicó a los trabajos de redacción callejera y crítica teatral, ocupando finalmente la responsabilidad de redactor jefe en el Diario Liberal, órgano del partido “barrosista”. Sus trabajos informativos, crónicas y brillantes versos los firmaba con el pseudónimo de “Favarelo”, en este diario permaneció hasta su desaparición en 1931.
Abandona el periodismo y se incorpora como empleado municipal a la Biblioteca Municipal de Córdoba, en cuyo cometido estuvo hasta su jubilación en 1961.
La vocación favorita de Francisco Arévalo llegó a ser la poesía, dado que sus creaciones fueron proliferas. El conjunto de su obra tuvo un juicio crítico favorable por considerar en su tiempo que era un trabajo de elevada categoría.
En sus últimos años se dedicó a recopilar y seleccionar las poesías que había publicado en periódicos y revistas, permitiendo esta forma el publicar sus tres últimos libros.
Desde que se fundara la Hoja del Lunes en los años finales de la década de los cuarenta, colaboró semanalmente en la Sección ”Siluetario lirico”, donde plasmó todo lo cordobés con expresiva belleza.
Tuvo indudable preferencia por los temas populares e incluso es autor de varias letras para canciones a las puso música el maestro Ramón Medina Ortega.
Paco Arévalo, como se le llamaba coloquialmente, era un poeta de exquisita ternura y de fogosa inspiración, de corte clásico en su estilo, renunciando por disconformidad con las nuevas tendencias que se imponían el su tiempo, se le puede llamar con toda justicia como el último poeta romántico de Córdoba.
Su poesía, escrita con claro léxico y en estilo diáfano contó con muchos lectores. Por sus obra poética tuvo el reconocimiento de varios certámenes literarios y alcanzó el ser miembro correspondiente a la Real Academia de Ciencias Bellas Letras y Noble Artes de Córdoba.
Cuantos le conocieron quedaron prendados de su bondad, y todos los que lo trataron fueron amigos suyos; por su sencillez, supo pasar por la vida sin más aspiración que escribir sus sentimientos. Acompañó en un segundo lugar a su hermano Antonio en la castiza y famosa Peña Los Legítimos.
Falleció el 18 de diciembre de 1962 en la calle Horno Veinticuatro nº6 del popular barrio de Santa Marina.
Se le recuerda en Córdoba con el nombre de la Calle Poeta Francisco Arévalo.
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