Presupuesto de una familia pobre
Decíamos que más grande es la miseria en que se desenvuelve la clase media, que la de la gente del pueblo y querernos demostrarlo, haciendo la salvedad de que con ello no afirmamos que la vida, la satisfacción de todas las necesidades sea posible a la clase obrera, dentro de las especialel circunstancias en que nos desenvolvemos, sino que más llevadera, menos difícil es para los de abajo que para los de enmedio, aunque para unos y otros sea totalmente antihigiénica (y aquí incluimos todas las necesidades del cuerpo y del espíritu), habida cuenta de los escasos, insuficientes medios con que cuentan.
Tomemos para nuestro objeto dos familias, pertenecientes a ambas clases e integradas por el matrimonio, y dos hijos, varón y hembra, de catorce a diez y ocho años. Ellas nos servirán como término medio; pues las necesidades de la edad que marcamos a los hijos pueden equilibrarse con el mayor número de hijos de menor edad y con los mayores rendimientos que a la caja familiar pueden aportar cuando el varón sea más entrado en años. Y como queremos mantenernos en un término medio, marcaremos los ingresos para una y otra familia, con arreglo a la media proporcional de los jornales y sueldos que para unos y otros corren en la actualidad.
Y sirviéndonos de datos sacados de varios «Boletines Municipales» del Cuerpo de Estadística y hablando siempre no de lo que es, sino de lo que debe ser, dentro de las especiales condiciones de cada clase, para que la salud física y espiritual no se resienta por las deficiencias en sus modos de provisión, expondremos el presupuesto mínimo de nuestra familia obrera y deduciremos consecuencias.
Supongamos que el padre gana un jornal medio de tres pesetas y el hijo, por su edad de catorce a diez y ocho, una peseta; admitamos que trabajan, exceptuados los domingos y días feriados, trescientos días; tendrá esta familia un ingreso anual de pesetas mil doscientas.
Veamos el presupuesto de gastos para los cuatro: Gastos alimenticios (exponemos lo que debe constituir la alimentación mínima de una familia en que los dos varones han de dedicarse a trabajos de fuerza).
Desayuno: Café y azúcar, 20 céntimos; leche, 15 cénts.; pan, 21 céntimos.
Almuerzo: Patatas, un kilo, 15 céntimos; sardinas, medio kilo, 50 céntimos; pan, medio kilo, 21 céntimos; vino, un cuarto de litro, 10 cénts.; frutas, 10 cénts.
Cena: Puchero (sopa, el caldo; garbanzos, un cuarto de kilo, 15 cénts.; berzas, las patatas que no se usaran en el almuerzo, pues que un kilo es mucho; carne y tocino, 40 cénts.), 55 cénts.; pan, 21 cénts.; vino, 10 céntimos; gazpacho o ensalada, 10 céntimos. (1)
El aceite o manteca y condimentos, por prorrateo van incluidos en estos precios; y aumentando 10 céntimos de carbón, tenemos un total de pesetas dos con cincuenta y ocho céntimos (algo menos si las compras se hacen por junto, por ejemplo, para la semana, en los artículos conservables), que al año suman 941,70 pesetas; por lo que, para los demás gastos, restan 258,30.
Con este exiguo resto se han de llenar todas las demás necesidades, a saber: vivienda, 90 pesetas anuales; luz, 30 ptas.; cédulas personales, 4,72 ptas.; jabón, 6 ptas.; vestidos (teniendo en cuenta que la ropa interior, y aun alguna exterior, pueden prestar servicio durante algo más del año), 75 ptas.; total, pesetas 215,72; restan, por tanto, pesetas 48,58, que habrán de administrar bien para los vicios menores, tabaco, barbería, horquillas, cintas, periódico, etc. y algún que otro capricho, pues considero que nada habrán de gastar en medicina, toda vez que pertenecerán a la Beneficencia municipal.
¿Es posible así la vida? No. Ahora veremos las consecuencias.
Redacción
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