Etiqueta el Rafael Camacho

Lo que opinan los obreros

«Sus puntos de vista. —Identificación con las tendencias de la Revista. — Restauración de los monumentos. —Peticiones de las sociedades obreras al Estado y al Municipio. -Plausibles gestiones últimamente realizadas por el gobernador señor la Serna acerca de las obras de la Mezquita».

Ruego a nuestros ilustrados compañeros los obreros intelectuales que graban sus videntes y claros pensamientos en las columnas de CÓRDOBA, que nos dejen un hueco en su brillante libro semanal para que algún proletario, de profesión manual como yo, hilvane unas cuartillas, apuntando hacia algunas cuestiones locales, desde el punto de vista que las apreciamos.

Existe un gran número de obreros que no devoramos periódicos, revistas y libros caros, por la carencia de medios pecuniarios, pero leemos lo que llega a nuestro alcance y admiramos con fervorosa simpatía la fecunda labor de notables artistas y literatos, que inician una corriente educadora, fustigando muchos vicios sociales, como el analfabetismo, la chulapería y el flamenquismo, ya se manifiesten en señoritos quo desprecian libros y siembran coletas, o en gañanes que abandonan la tierra y sus fecundas siembras para ser payasos coletudos.

Basta de exordio y vaya un saludo y bienvenida a CÓRDOBA, interpretando el sentir de mis compañeros libres del contagio de la taurofilia, de claro entedimiento para concebir, de corazón sensible y sano espíritu.

En acción paralela a la Prensa, comisiones oficiales y varios organismos, las sociedades obreras del ramo de construcción han venido reclamando las mínimas concesiones interesadas al poder central: Estaciones ferroviarias, Escuela do Veterinaria, Casa de Correos, edificio de la Hacienda, la no interrupción de las obras de la Mezquita y otros trabajos públicos, haciendo constar en nuestras exposiciones que exigían su inmediata realización la mejora de la enseñanza, el resurgimiento local y, particularizando, la crisis de trabajo que ha tiempo gravitaba sobre los diversos ramos de construcciones.

Hemos obtenido acuses de recibo, frases muy halagüeñas, informos de los Ministerios y cartas, diciendo-que se interesaban en el asunto, de los señores Barroso, Sánchez Guerra, Lerroux, Giner de los Ríos, Bergamín y Burell, pero sólo a las obras de la Estación se ha dado comienzo.

Por último, como amargo epilogo, a los pocos días de ir a Madrid nuestro alcalde señor Muñoz Pérez presidiendo una comisión, a la cual acompañó el arquitecto director de las obras de la Mezquita, señor Velázquez, solicitando que se aumentara la consignación, se dió orden de paralización a todos los obreros.

Visitamos al gobernador civil señor la Serna, quien, afable y correcto con nosotros, ofreció su valiosa influencia para que el ofrecimiento concreto que nos había dirigido el señor Burell tuviera feliz confirmación.

En efecto: la orden fué rectificada. Nosotros seguirnos trabajando: los obreros en piedra, casi todos; los albañiles, tres días a la semana; los carpinteros, siguen parados, y los tallistas trabajan en poco número.

Ahora hace falta que el pensamiento del Gobierno se realice, que el propósito generoso de nuestro gobernador señor la Serna no so vea frustrado por circunstancias que, allá, arriba deben ser orilladas, para que el extenso camino burocrático no aplaste las esperanzas de los defensores de Córdoba artística y trabajadora, para que los directores de altas esferas rememoren y no se desvíen en el camino de otorgar, no mercedes, sino la justicia y ayuda que la ciudad reclama por sus legítimos representantes. Comencé las cuartillas y tímido hago punto.

Ahí van, pues, distinguidos compañeros, estas notas agridulces: benévolos, si son extensas, redúzcanlas, y si se hallan faltas de construcción, sean corregidas por vuestras manos más expertas.

Rafael Camacho

NOTA:Respecto a las obras de la Mezquita, el gobernador civil señor la Serna recibió el día 31 un telegrama del ministro de Instrucción Pública, notificándole la buena nueva de haber firmado un libramiento de 24.000 pesetas para estos trabajos. Los obreros, unánimemente, felicitamos al señor la Serna por su noble actitud en este asunto. — R. C.