Etiqueta el Salvador Corbella Alvarez

La cuestión del papel

Varios periódicos han emprendido enérgica campaña para que el precio de los diarios sea elevado hasta diez céntimos, fundándose en el constante aumento del papel. ¿Serán los resultados satisfactorios para las empresas periodística y el público en general?

Examinemos el problema. En España hay casi igual número de diarios que en Francia, pues cada político quiere el suyo, y el gran número de analfabetos (65 por 100 de la población, según la es-tadística de 1910) reduce el número de lectores, y el primer mal que padecemos es el de tener muchos periódicos para pocos lectores.

Aparte unos treinta diarios, los demás tiran un número insignificante de ejemplares, un millar o dos, quinientos la gran mayoría. Pagado el papel, la imprenta y el local, no queda casi nada (a veces menos do nada) para pagar el personal.

Claro es que se resuelve en parte la cuestión abonando sueldos irrisorios y esto sucede, no digo con periódicos de tercer orden, sino aun con los de primera fila de Madrid y Barcelona.

De los periodistas de primera fila, incluso los que dirigen rotativos do los más importantes de Madrid y Barcelona, pocos cobran sueldos de importancia.

Los artículos de firmas conocidas, la colaboración, se paga con cantidades irrisorias.

El primer resultado es que con esos sueldos no se puede exigir del personal grandes cualidades y de ahí el nivel tan mediocre que caracteriza en general a la Prensa Española, en comparación, no ya con la Prensa de los grandes países, sino aun con la de las repúblicas sudamericanas.

Por eso la gran mayoría del público se limita a leer las noticias y telegramas, y como éstos y aquéllas son, poco más o menos, iguales en todos los periódicos, quienes adquieren dos, comprarán ahora uno solo, si se impone el precio de diez céntimos.

Claro que los que hasta hoy compraban La Vanguardia, de Barcelona, o el A B C, de Madrid, continuarán comprándolos los dos, pero ¿reza esto para los demás periódicos? No, al contrario; si los demás se venden a diez céntimos, habrá una baja segura en la venta, y si se aumentan los precios de suscripción, habrá un verdadero desastre para casi todas las empresas.

Tanto es así, que los diarios que sostienen ahora la campaña por la venta a diez céntimos, son justamente los que saben que, por la índole de su texto (el A B C, por ejemplo), o por causas de orden político (su compra o suscripción asegurada por un partido), es seguro que siempre so venderán.

Ahora bien: aun así las cosas, los beneficios son nulos para la mayoría de los diarios que por uno u otro modo apenas pueden cubrir sus gastos.

En Barcelona y Madrid no hay quizá cinco diarios cuyos ingresos por suscripciones, venta y anuncios cubran con exceso los gastos, dejando un beneficio, y si los demás continúan es porque son el portavoz de personalidades o entidades qua tienen interés en cubrir el déficit.

Para hacer resaltar aún más las causas de la crisis de las empresas periodísticas españolas que publican diarios, hagamos comparaciones con las Revistas, refiriéndonos a las de orden comercial e industrial, pues las de orden científico, religioso, etc., no tienen finalidad lucrativa para sus empresas y, por tanto, no interesan desde el punto de vista de este artículo.

Salvo excepciones que confirmarían la regla, las Revistas que se publican procuran todas beneficios a sus empresas.

Su organización y funcionamiento es muy distinto, especialmente el pago del personal.

En Barcelona, por ejemplo, pueden citarse Revistas cuyo director cobra mil pesetas mensuales, y hay varias que dan 500 y más.

Hay Revistas que pagan a algunos redactores 300 y 500 pesetas; varias tienen redactores dedicados exclusivamente a la corrección, trabajo que les ocupa en total algunas horas por semana y que cobran por ello 30 y 35 duros.

Revistas quincenales, es decir, en donde el corrector tiene algunas horas de trabajo mensuales, y cobra 10 y 20 duros por ese trabajo.

En cuanto al pago de artículos de colaboración, varias Revistas pagan a ciertas personalidades hasta 20 duros por artículo insertado, y son corrientes los artículos pagados a 4 y 5 duros.

En cuanto a beneficios para las Empresas, puede citarse Revista de Barcelona que a penas si es superada por La Vanguardia y quizá Las Noticias, y hay en España un número regular cuyos beneficios limpios pasan de 20.000 pesetas anuales.

Notemos que el número de Revistas de primera fila, dedicadas a un aspecto determinado, es muy limitado; en España misma, para el intercambio hispano-americano, dos o tres; a la agricultura, dos o tres; a la cinematografía, cuatro o cinco; ilustradas, cinco o seis; al intercambio hispano-africano, dos, etcétera.

Citamos estas cifras para evidenciar que el éxito de estas Revistas se debe, en primer lugar, a su número limitado y luego a los sueldos que pagan, que les permiten emplear personal de especial competencia, tanto para la redacción del texto como para la adquisición de anuncios.

Hemos escrito la palabra que da la clave del beneficio que realizan las Revistas: el anuncio, y ahí reside también la causa del escaso rendimiento de nuestros diarios, que creen que en la venta de sus números deben buscar el medio de cubrir sus gastos y realizar beneficios.

Los diarios consideran el anuncio como cuestión secundaria y no se dedican a él por carecer de personal apto.

Un ejemplo: hace poco, un diario madrileño de gran circución se (agregó un ingeniero para los relaciones con los industriales; pues en Barcelona hace tiempo que varias Revistas industriales y comerciales tienen ingenieros en su redacción y algunas en la dirección.

Conocidos todos estos datos y hechas las comparaciones entre los beneficios de las empresas periodísticas que se dedican a diarios y de las que publican Revistas, pueden evidenciarse las causas de la crisis por la cual pasa actualmente la mayoría de los diarios españoles:

1.° Número excesivo de diarios que se disputan un número reducido de lectores.

2.° Sueldos insuficientes a los redactores y colaboradores, no pudiendo así esperarse del per-sonal la competencia periodística y la ilustración general que son necesarias para la redacción satisfactoria del diario.

3.° Poca atención prestada por las empresas a los ingresos debidos a los anuncios.

Esas son las causas principales de la crisis periodística, y prueba que, si no existieran, el aumento del papel hubiera tenido una insignificante influencia y puesto que, al fin y al cabo, la parte de gastos que corresponde al papel no guarda relación con el aumento del simple al doble en que se piensa ahora para el precio de venta de cada ejemplar.

Por consiguiente, hasta cierto punto, creo esta crisis beneficiosa, pues, por la fuerza de las circunstancias, desaparecerá gran número de diarios insignificantes, y los que queden podrán robustecerse gracias al aumento correspondiente de sus lectores.

Será una operación de iguales resultados y por los mismos medios que la de la poda de los árboles.

En cuanto al aumento de precio a diez céntimos, favorecerá únicamente a los diarios que ya han adquirido gran circulación, pues aumentarán considerablemente sus beneficios, ya que, por ejemplo el A B C, no disminuirá el número de sus lectores, pero en cambio es probable que vean disminuir los suyos El Faro del Júcar, El Porvenir. de San Juan de los Montes, etcétera.

Así es que, con todos estos datos y resultados, creemos que nuestros lectores formarán criterio exacto acerca del proyectado aumento hasta diez céntimos del precio de venta de los diarios.

En realidad, pues, todas las causas y la crisis actual pueden sintetizarse en un círculo vicioso: Muchos diarios para pocos lectores, debido al escaso interés que merece el texto de los diarios, y éstos no pueden mejorar su texto porque los gastos correspondientes no pueden ser cubiertos a causa del escaso número de lectores. A ver quién lo resuelve…

Salvador Corbella Alvarez